
La alcachofa confundida en verdes dispares, se apoyaba en la mesa con un mutismo florido,alcanzando a la luz del quinqué, desenvolturas nada apetecibles. El trayecto de la canasta al vinagre le fue indiferente;hasta que una mano insertó pequeños trozos de queso, que se acomodaban irregulares tras las hojas.
La alcachofa se enfadó hasta el grado de la amargura, y al estar a punto de ser comida se estremeció indecorosa, enseñando entre sus faldones,gusanos rechonchos y satisfechos.
14/05/2010
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