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martes, 11 de mayo de 2010
Chávez no tiene amigos
Por: Carolina Jaimes Branger
El presidente de la República está solo, no me queda duda. Solo, a pesar de su inmenso poder. Solo, a pesar de su abultada chequera. Solo, a pesar de su nada despreciable legión de seguidores.
Y es que no puede ser de otra manera: si tuviera amigos, aunque fueran uno o dos, ya éstos le hubieran dicho algunas verdades que podrían evitar que nuestro país siga desangrándose en manos del hampa rampante, con muy deficientes servicios básicos, las arcas públicas saqueadas, eventualmente envuelto en una guerra entre hermanos, pasando por las penurias de depender de una libreta de racionamiento, con las industrias (privadas y públicas) destrozadas y las tierras, antes productivas, ahora desoladas.
No es posible que entre tanta gente que se sienta a aplaudir todas las cosas que se le ocurren al Presidente, no haya uno siquiera que le tenga el suficiente cariño para decirle que estamos caminando en contra de la historia, que él podría haber sido un líder que llevara al país hacia la prosperidad, y no por el seguro camino que lleva hacia la ruina ¿No hay un alma caritativa no sólo con él, sino con Venezuela, que le diga que aún está a tiempo de cambiar su manera de ser y proceder?
Porque un amigo es alguien que escogemos por lo que nos dice, no por lo que calla cuando tiene que hablar. Un amigo, simplemente por ser amigo, está obligado a aplaudir nuestros triunfos, pero también a llamarnos la atención sobre nuestros errores. Un amigo tiene el deber de criticarnos, no de guardar silencios cómplices. El deber de apelar a nuestra razón y a nuestros sentimientos, no de asentir sobre lo que no está de acuerdo.
Un amigo tiene que decir la verdad aunque duela, porque tiene que dolerle aún más la mentira. Un amigo -aun a riesgo de que se pierda la amistad- no debe avalar y menos actuar si eso significa ir en contra de sus convicciones.
Por esto estoy tan segura de que el presidente Chávez está sólo. ¡Qué triste, cuán contradictorio y qué irónico resulta que lo que deberían decirle sus amigos se lo decimos quienes considera sus enemigos y por eso no lo cree!
De cualquier manera va el llamado para quienes le tengan afecto al Presidente: atrévanse a hablarle. Si no lo hacen, la Patria, más temprano que tarde se los demandará. De eso no les quepa la menor duda.
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