domingo, 11 de abril de 2010

El escritor: la última película de Polanski




En esta era en la que los efectos especiales priman muy por encima de una buena historia, esperaba con ganas lo nuevo de Roman Polanski. Sin embargo, esta pequeña historia con grandes reminiscencias de Hitchcock, desarrollo previsible y final nada original, me dejó bastante frío.

Polanski trata de volver a los relatos de espías de los años 50 y 60. Fijado el estilo, el guión narra las peripecias de un escritor a quien se le encarga escribir las memorias de un polémico ex-primer ministro británico.

He aquí donde encontramos el primer gran error de esta producción: la contratación de Ewan McGregor para el papel protagonista. McGregor me recuerda en muchas cosas a Matt Damon, sobre todo en sus escasas dotes para la interpretación. La diferencia es que Damon lo supo solventar orientando su carrera hacia el cine de acción, mientras que McGregor sigue insistiendo en filmes que le vienen grandes.

Un personaje que se ve en medio de una conspiración, en la que posiblemente acabe muerto, debería ser capaz de transmitirnos sentimientos como miedo o ansiedad, pero su rostro permanece casi invariable, lo mismo que sus movimientos o gestos. Tampoco interpreta de forma solvente esos momentos, supuestamente adictivos, en los que alguien que investiga va resolviendo las piezas del rompecabezas de turno. Para intentar hacerme entender, lo resumiré con una pregunta: ¿Os imagináis Con la muerte en los talones protagonizada por un actor sin carisma, incapaz de transmitir lo que ocurre en su fuero interno, en lugar del gran Cary Grant? Pues eso.

Pero el protagonista no es lo más decepcionante, ya que el libreto dista mucho de ser original. No tengo ningún problema con que un cineasta huya de los golpes de efecto o de espectaculares secuencias de acción. Pero claro, si es así, la trama debería ser más atrayente, menos convencional y estar mejor narrada.

No negaré que hay pequeños detalles en los que Polansky demuestra su calidad como cineasta. Lamentablemente estos breves momentos quedan relegados a tomas aisladas o a ciertos planos de mérito. Considero que el director de grandes films como El baile de los vampiros o El pianista debería haberse esforzado mucho más. ¿Habrá tenido algo que ver la interrupción del rodaje por haber sido encarcelado cuando visitaba tierras suizas?

Como curiosidad, citaré los nombres del resto del elenco, ya que algunos de ellos son ilustres veteranos: 007 Pierce Brosnan, el que fuera gran promesa de Hollywood (y se quedara en ello) Timothy Hutton, un irreconocible James Belushi (famoso actor cómico de películas como El rector, Danko: Calor Rojo o Superagente K-9), el ya anciano Eli Wallach (el inolvidable Tuco de El bueno, el feo y el malo), el cumplidor Tom Wilkinson (Full Monty, Valkiria) y las televisivas Olivia Williams (Dollhouse) y Kim Kattrall (Sexo en Nueva York). Todos ellos hacen empequeñecer al protagonista. ¿Culpable? El director de casting.

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