sábado, 13 de febrero de 2010

Abrazo, grieta, sueño y alumbraje

Creo que hay que resistir. Pertenecer a una obra grande que a todos nos incluya. A la vida le basta el espacio de una grieta para renacer. El mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria. Unidos en la entrega a los demás y en el deseo absoluto de un mundo más humano, resistamos. Lo esencial de la vida es la fidelidad a lo que uno cree su destino. Decidir conforme a la vocación, conforme a ese llamado interior que el ser humano escucha en el silencio del alma. (Ernesto Sábato). Lo humano del hombre es desvivirse por el otro hombre. (E. Levinas). Cada uno de nosotros es culpable ante todos, por todos y por todo. (F. Dostoiesvski).

Es el momento de tomar camino. De forzar el destino. De echarse a andar. De creer, atreverse y arriesgar. De resistir ante el reto, el desafío. De ser fiel a la llamada, a la misión. De ir tras la búsqueda de aquello que nos eleva, nos levanta, dignifica. De no correr detrás del viento sino tras el dolor de la alegría. Abriendo el horizonte de las albas, vértigo sideral del infinito. Comprender que la máxima propuesta del ser humano es la de forjarse un destino. Volverse sobre sí mismo. Ha sonado la hora difícil, gestatoria, decisiva, de empezar a encontrar, para sí mismos, expresiones nuevas, formas nuevas, nuevas soluciones. (Alejo Carpentier). Que esta angustia se traduzca en el hallazgo de nuevos caminos, de nuevos planteamientos y de nuevas posibilidades.

Estamos viviendo, en términos universales, uno de los más grandes procesos de metamorfosis y de crisis espiritual y mental. Paul Valéry escribió un famoso ensayo: La crisis del espíritu. Yo creo que estamos viviendo hoy una crisis de espíritu, porque estamos presenciando una de las épocas, intelectualmente hablando y culturalmente hablando, más dramáticas, difíciles y confusas de la historia. Está haciendo crisis un mundo ante nuestros ojos, y está haciendo crisis violentamente, rápidamente. (Arturo Uslar Pietri). La crisis económica que se desboca por instantes y no puede ya ser mayor, deviene naturalmente crisis espiritual. (Mariano Picón Salas).

Crisis de hombres, de pueblo, de responsabilidad. De jerarquía, de urbanidad. De Universidad, de justicia, de consenso, de unidad. De presunción, de egoísmo, de libertad. Institucional, civil, castrense. Eclesiástica, profana, espiritual. De angustia y riesgo. De malestar y esperanza. De miseria y salto. De aprieto y desahogo. De depresión y auge. De alarma, contingencia y cambio. De empeño, salvación, curso y paz. De tedio, de entusiasmo y de coraje.

Que nunca se nos nuble el horizonte. Que nunca se nos cierren los caminos. Que siempre amanezcamos, con el alba, alegres de abrazarnos con la vida. Que a pesar de las sombras del camino, la esperanza la enciendan los cocuyos. Que no crezcan los cráteres del miedo. Que no se empequeñezca la esperanza. Que el entusiasmo sea fe, energía; creencia, riesgo, fuerza, madrugada; la festiva grandeza del preámbulo, un desgarre de luces torrentosas, un mirar hacia dentro de nosotros, una crisis fulgiendo en fogarada; resistir el milagro de la vida, el abrazo del hombre que florece, la grieta que nos lleve al alumbraje.

Pablo Mora

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