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jueves, 6 de mayo de 2010

Joseph Ratzinger: lo propio de la Iglesia estriba en el consuelo de la palabra y de los sacramentos que conserva en días buenos y aciagos.


Cuando la crítica en contra de la Iglesia es biliosamente amarga y comienza a convertirse en jerigonza, late allí un orgullo operante. Por desgracia a eso se junta a menudo un gran vacío espiritual en el que ya no se considera lo propio de la Iglesia, sin una institución con miras políticas; se considera su organización como lamentable y brutal, como si lo propio de la Iglesia estribase en su organización y no en el consuelo de la palabra y de los sacramentos que conserva en días buenos y aciagos. Los verdaderos creyentes no dan mucha importancia a la lucha por la reorganización de las formas cristianas. Viven de lo que la Iglesia siempre fue. Y si uno quiere conocer lo que es la Iglesia, que entre en ella. La Iglesia no existe principalmente donde está organizada, donde se reforme o se gobierna, sino en los que creen sencillamente y reciben en ella el don de la fe que para ellos es vida. [...]*

* Ratzinger, Joseph. "Introducción al cristianismo" .1968. Es todavía su libro de teología más leído en todo el mundo.