domingo, 27 de junio de 2010

Proclama "Ni Ni" para la guerra



Ramón Alberto Escalante
Abogado y politólogo


Sábado, 26 de junio de 2010



Si de veras esto es una guerra y si fuese cierto que sólo puede resultar un bando ganador para que el otro pierda, confieso que siento simpatías de lado y lado y que también en ambos campos hay gente detestable.

Apoyo a quienes han encontrado en este gobierno una segunda vida, los que por primera vez han logrado cosas tan esenciales como una cédula que es la vía para estudiar, hacer negocios, bancarizarse, existir. Como aquellos que por primera vez logran un crédito, una vivienda, un cupo y facilidades para estudiar, la propiedad de su tierrita, el empleo o la pertenencia a un proyecto productivo. Ni decir de cómo entiendo a quienes han salvado la vida, o la de un ser querido, entre las misiones médicas, por el oportuno diagnóstico de un médico cubano, por una cirugía gratuita o una quimioterapia entregada por el Seguro Social que no desapareció.

Pero también me solidarizo y apoyo en el otro lado a quienes han trabajado y ahorrado, a quienes lograron sus cositas por el esfuerzo de varias generaciones, y ahora viven en desazón y quebranto. Admiro especialmente al capitán de empresas, a esa máquina de nervios que se levanta desde la madrugada pensando en cómo hacer producir sus negocios. Tiene muchos años sembrando para los suyos, pero su crecimiento es el del país y toda la riqueza que genera es la auténtica riqueza nacional.

Aún proviniendo yo de la oposición, en el paro general de 2002 y 2003, aprendí a respetar la reciedumbre del chavista, de aquel que lo sigue por simple fe, el que milita en el “proceso” por puro idealismo y que se conecta espiritualmente en sus largas alocuciones. Temprano descubrí que es mentira que le pagan por serlo. Por el contrario, muy poco o nada ha recibido, más allá de la fuerza para creer que aquel le transmite con su magnetismo personal.

También respeto y me solidarizo con la reciedumbre del que ha marchado diez años, una y otra vez, pidiendo su salida y creyendo en la alternabilidad, , en la separación de poderes, en las instituciones en las cuales siempre creímos. Nunca me ha parecido “vendepatria” ni “escuálido”. Por razones ideológicas o temperamentales dejó de ser chavista o nunca lo fue y para colmo de males, los dirigentes de este bando regularmente se equivocan y cometen autogoles, otorgándole más fuerza al otro.

Cada batalla de este largo período me deja abrumado por sentimientos contradictorios. A veces el perdedor mereció ganar o los mismos capitanes le otorgaron la victoria al otro. Entiendo al comunero, ya descubrí que el consejo comunal es insustituible, pero también creo en los derechos del expropiado, del intervenido, del ocupado y desplazado.

No soy socialista pero admiro el predicamento popular, especialmente piadoso y compasivo hacia el pobre, por el que nunca ha logrado nada, por el campesino sin tierra, por el anciano sin pensión, por el enfermo sin cobertura médica, por el joven sin cupo ni empleo. Tampoco soy neoliberal, pero admiro la productividad, el talento y habilidad del gerente, la capacidad de generar riqueza y empleos, la potestad para multiplicar el dinero, comprar, invertir, ganar. Y no puedo olvidar que grandes benefactores de la humanidad provinieron de este sector. Como Paul Mellon que pasó la vida entera gastando su dinero en obras sociales a favor del prójimo o como nuestro Eugenio Mendoza que hizo casas, hospitales y fundaciones, de su propio bolsillo y a favor del necesitado.

Claro que también siento indignación y desprecio por ciertos combatientes de esta supuesta guerra. Hoy quisiera que quienes dejaron perder las toneladas de comida respondan con sus propios bienes, que les confisquen a ver si más nunca a nadie se le olvida sacar los containers y repartirle la comida al pueblo. Como detesto a los que esconden los recursos, o no resuelven pudiéndolo hacer. Son tan detestables como los que en el otro bando practicaron la usura, el anatocismo (cobro de intereses sobre intereses), permitieron las cuotas-balón para aplastar a los deudores hipotecarios. En realidad, cada bando, el socialismo y el capitalismo tienen sus gérmenes de descomposición, sus inútiles, sus ineptos.

Lo sabio sería que ambos bandos redirigieran sus objetivos estratégicos. El enemigo común es la inoperancia, la incapacidad, la desidia, la impiedad que es la incapacidad para ponerse en lugar del otro y sentirse doliente de sus penas. A este país no lo dañan ni los socialistas románticos ni los opositores demócratas y de buena fe, lo debilitan día por día los especuladores (grandes y pequeños porque quien esconde un container tiene el mismo virus que el que se lleva los paquetes de harina pan para Maicao), los que se llevan afuera cuanto dólar logran cambiar.

Sostengo que los bandos están mal alineados, mal configurados. Del mismo bando deberíamos poner a todos los hombres y mujeres de buena fe, a los de izquierda y derecha, a los cooperativistas y empresarios, a los empleados y gerentes. Y del otro a quienes no les duela este país de contrastes y miseria. Son enemigos del interés popular aunque se disfracen de rojito o tengan la bandera multicolor como mampara. Porque se puede ser chavista bueno, propositivo y honrado, como chavista inepto, improductivo y corrupto. Se puede ser opositor noble, idealista y leal, como opositor agiotista, indolente y ruin.

jueves, 24 de junio de 2010

Simulan sonido de partículas subatómicas




Fuente: BBC Ciencia

Los científicos del Gran Colisionador de Hadrones (LHC) en la frontera franco-suiza desarrollaron una forma de convertir en sonido el choque de partículas subatómicas.
Simulación del bosón de Higgs (CERN)

El hipotético bosón de Higgs podría explicar muchas dudas sobre el origen del universo.

Ahora esperan con este método poder detectar el elusivo e hipotético bosón de Higgs, la llamada partícula de Dios.

El bosón nunca ha sido visto pero que si existiera podría explicar el origen de la masa de otras partículas elementales y responder a muchas preguntas sobre el origen del Universo.

En el LHC -el acelerador de partículas más grande del mundo- se están llevando a cabo experimentos en los cuales pequeñísimas partículas son puestas a circular en direcciones opuestas y de forma simultánea en el túnel de 27 kilómetros de diámetro.

El objetivo es producir una colisión de partículas para recrear las condiciones que se presentaron junto después del Big Bang.

Ahora, la medición del sonido que producen estas colisiones podría ser utilizada para la búsqueda del bosón de Higgs, afirman los científicos.

La doctora Lily Asquith, quien llevó a cabo el modelo de datos en el experimento del LHC, trabajó con ingenieros de sonido para convertir los datos que se esperaban de las colisiones en sonidos.

"Si la energía está cerca de ti escucharán un tono bajo y si está lejos de ti escucharás un tono alto" dijo la científica a la BBC.

"Si se trata de grandes cantidades de energía será mucho más fuerte y si es poca energía el tono será más débil".

En el túnel circular del LHC hay miles de imanes que guían a los haces de partículas de protón alrededor del enorme "anillo".

En determinados puntos alrededor del túnel, los haces se cruzan entre sí y chocan cerca de cuatro "subexperimentos" masivos que monitorean estas colisiones.

Los científicos esperan que en estas colisiones surjan nuevas partículas subatómicas, las cuales podrían revelar nueva información sobre el origen del cosmos.

En uno de estos experimentos, llamado Atlas, fue llevada a cabo la medición del sonido.

Dentro de éste hay un instrumento, el calorímetro, que se utiliza para medir la energía y está compuesto de siete capas concéntricas.

Cada capa está representada por una nota y el tono de cada una de éstas difiere según la cantidad de energía que se deposita en esa capa.

El proceso de convertir los datos científicos en sonidos se llama sonificación.

Hasta ahora la doctora Asquith y su equipo han generado un número de simulaciones basadas en las predicciones de lo que podría ocurrir durante las colisiones dentro del LHC.

"Cuando escuchas lo que hacen las sonificaciones realmente están escuchando los datos científicos. Son auténticas, y te están diciendo algo sobre los datos que no podrías saber de otra forma" afirma Archer Endrich, ingeniero de software que trabaja en el proyecto.

El objetivo es proporcionar a los físicos del LHC otra forma de analizar sus datos. El equipo encargado de la sonificación cree que los oídos están mejor adaptados que los ojos para detectar los cambios sutiles que podrían indicar la presencia de una nueva partícula.

Richard Dobson, compositor que también está involucrado en el proyecto, dice estar sorprendido por lo musical del sonido de las colisiones.

"Podemos escuchar estructuras claras en el sonido, casi como si hubieran sido compuestas".

"Parecen contar una historia. Sin muy dinámicas y cambian todo el tiempo, y suenan como la música que escuchamos en las composiciones contemporáneas", agrega.

Aunque el proyecto pretende ofrecer a los físicos de partículas una nueva herramienta de análisis, Archer Endrich cree que éste también podría permitir ecuchar los sonidos armónicos de fondo que hay en el Universo.

El científico espera que las colisiones de particulas revelen "algo nuevo y algo importante sobre la naturaleza del universo".

Día 27 XIII Domingo del Tiempo Ordinario


Evangelio: Lc 9, 51-62 Y cuando iba a cumplirse el tiempo de su partida, Jesús decidió firmemente marchar hacia Jerusalén. Y envió por delante a unos mensajeros, que entraron en una aldea de samaritanos para prepararle hospedaje, pero no le acogieron porque llevaba la intención de ir a Jerusalén. Al ver esto, sus discípulos Santiago y Juan le dijeron:
—Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?
Pero él se volvió hacia ellos y les reprendió. Y se fueron a otra aldea.
Mientras iban de camino, uno le dijo:
—Te seguiré adonde vayas.
Jesús le dijo:
—Las zorras tienen sus guaridas y los pájaros del cielo sus nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.
A otro le dijo:
—Sígueme.
Pero éste contestó:
—Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi padre.
—Deja a los muertos enterrar a sus muertos –le respondió Jesús–; tú vete a anunciar el Reino de Dios.
Y otro dijo:
—Te seguiré, Señor, pero primero permíteme despedirme de los de mi casa.
Jesús le dijo:
—Nadie que pone su mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.

La suave y fuerte exigencia divina

Entre los diversos detalles que, para nuestra edificación, nos brinda este fragmento del evangelio de san Lucas, podemos detenernos hoy en la exigencia e intransigencia con que se expresa Nuestro Señor, cuando se trata de tomarse en serio su seguimiento. El Reino de Dios, que vino Jesús a ofrecer a los hombres, no es algo de relativa importancia, como lo que depende de nuestra iniciativa. No nos es posible que imaginemos su grandeza y su esplendor. Ninguna inteligencia puede soñar con una realidad de más categoría. Ni que decir tiene, pues, que tiene una capacidad de satisfacernos que supera por mucho nuestras más audaces expectativas.

Por otra parte, además, el Reino de Dios en cuanto destino para los hombres, es el único sentido de nuestra vida. Hemos sido creados para Dios: cada aspecto específicamente humano de nosotros mismos, sólo tiene su completa realización en íntima unión con la divinidad. Por eso, el hombre está condenado a la infelicidad mientras no orienta su existencia hacía Dios. Y nadie, posiblemente, como san Agustín lo expresó de modo más claro y sintético: nos hiciste, Señor, para ser tuyos y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti. Él mismo insiste en la misma idea, mostrando la experiencia cotidiana de insatisfacción de todo ser humano mientras no tiende decididamente hacia su único verdadero fin que es Dios: el corazón del hombre puede ocuparse con muchas cosas, pero no puede colmarse; porque quien es capaz de Dios sólo queda satisfecho con Dios.

Por tanto, la misión de Jesús y la de los que –como Él– difundieran el Evangelio, no podía ser una tarea que se emprendiera con poco empeño, o como dedicando los ratos libres. La vida de Cristo está claramente marcada por una exigencia heroica, y del mismo modo deben ser heroicos sus apóstoles. Lo advierte de modo taxativo a uno, que parecía dispuesto a acompañarle en el trabajo evangelizador: había de tener en cuenta que Él no tiene donde reclinar la cabeza. La vida que le esperaba a su lado no puede ser buscar el confort, como hacen siguiendo su instinto los animales: tan apremiante es la tarea que no queda nunca tiempo para pensar en la propia comodidad.

Por lo mismo, si Él llama, ningún sentido tiene poner condiciones. Nadie nos puede conocer como Jesús: sabe los problemas de cada uno, las dificultades y facilidades para el trabajo de nos espera en su servicio, y hasta las circunstancias concretas de todo tipo, que a cada uno le tocará sufrir al extender el Reino Dios. No espera Dios de ninguno más de lo que somos capaces de darle y, por lo demás, no conviene dejar a la imaginación que sugiera dificultades sin cuento. Por el contrario, es más objetivo pensar como san Pablo: todo lo puedo en Aquel que me conforta. El cristiano comprometido seriamente en propagar el Evangelio es, en efecto, capaz de muchísimo más de lo que imagina, porque puede afirmar, también con el Apóstol, no soy yo, sino la Gracia de Dios conmigo.

Consideremos también que el mismo Jesús, que no quiere castigar sin más a los samaritanos que no le quisieron brindar hospedaje, se muestra intransigente, sin embargo, con quien todavía añora de algún modo el pasado, habiendo decidido entregarse a la extensión de su Reino: Nadie que pone su mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios, afirma con rotundidad. Echar de menos una vida regalada, es desde luego una tentación real. Real y permanente sobre todo para cuantos, en medio del mundo y débiles como somos, no queremos ser mundanos, sino imitadores fieles de la conducta del Señor. Atrás quedan, para cualquier apóstol de nuestros días, la desocupación y el descanso por el descanso, la diversión como objetivo primordial, el esfuerzo de hoy con el fin de asegurar un mañana despreocupado, y, evidentemente, el cálculo en el servicio a los demás porque lo primero serían las propias cosas.

Como siempre, una mirada a la Madre de Dios nos ayuda a entender, mejor todavía, el tipo de exigencia –suave e intransigente a la vez– que debemos asumir para ser consecuentes con la inmensa grandeza y esplendidez del amor que Dios nos tiene. A Ella, que también es Madre nuestra, nos encomendamos tranquilos: jamás se ha oído decir que abandone a sus hijos.

sábado, 19 de junio de 2010

Inglaterra pierde el alma


AUTOR: Rodrigo Marciel

Inglaterra cuajó la que es, hasta hoy, la peor actuación de la era Capello en todos los sentidos. Bien es cierto que si McClaren hubiese estado en el banquillo todas las miradas se hubiesen dirigido a él pero ahora hay que ser justo y no señalar a nadie en concreto sino a todos. La falta de intensidad, el tedio, aburrimiento,la ausencia de concentración y sobre todo la escasez de una identidad salieron a la luz en el infame partido ante la débil Argelia. Parecía como si el encuentro no fuese con ellos, sin alma y sin garra, algo que pocas veces muestran los equipos de Capello y menos la selección inglesa. Desde el principio, con el cambio de James por Green, el partido pintaba raro pero era la ocasión ideal para disipar dudas y dar un golpe en la mesa. Parecía como si supiesen que ganando a Eslovenia era suficiente y que el partido ante los africanos se iba a decidir por un destello que tarde o temprano llegaría sin juego.

Cambios obligados

Una selección sin alma que recordó a los peores tiempos pero que está a tiempo de rectificar si es que de verdad se quiere. Capello habló de cambios para el próximo partido que deben ser más de mentalidad que de hombres. Aún así, seguro que el técnico italiano tiene en su mente dejar fuera a jugadores como Heskey o Lennon y dar entrada a secundarios como Joe Cole, Millner, Wright-Phillips e incluso Peter Crouch. Un par de cambios y el obligado del central por la tarjeta que vio Carragher. Lo preocupante para la selección de los tres leones es que las estrellas se han quedado en el cielo y todavía no han aparecido en el campo. Especialmente preocupante el caso de Wayne Rooney y Frank Lampard. No sólo no han tirado del carro sino que todavía no se han montado en él siquiera unos segundos.

Eslovenia

Ahora todo queda focalizado en Eslovenia que también se juega el pase y que tiene bastante más dinamita que los amigos argelinos. Inglaterra ha lapidado en 90 minutos muchas de las esperanzas puestas en ella pero viendo las actuaciones de la fase clasificación es necesario creer en un equipo que había despertado tantas ilusiones. Dependen de sí mismos y deberían sacar el orgullo para olvidar cuanto antes el infame encuentro ante Argelia.

Comentario al Evangelio del domingo 20 de junio de 2010


Día 20 XII Domingo del Tiempo Ordinario

Evangelio: Lc 9, 18-24 Cuando estaba haciendo oración a solas, y se encontraban con él los discípulos, les preguntó:
— ¿Quién dicen las gentes que soy yo?
Ellos respondieron:
—Juan el Bautista. Pero hay quienes dicen que Elías, y otros que ha resucitado uno de los antiguos profetas.
Pero él les dijo:
—Y vosotros ¿quién decís que soy yo?
Respondió Pedro:
—El Cristo de Dios.
Pero él les amonestó y les ordenó que no dijeran esto a nadie
Y añadió que el Hijo del Hombre debía padecer mucho y ser rechazado por causa de los ancianos, de los príncipes de los sacerdotes y de los escribas, y ser llevado a la muerte y resucitar al tercer día.
Y les decía a todos:
—Si alguno quiere venir detrás de mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz cada día, y que me siga. Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí, ése la salvará.



Aparte de la confesión de la divinidad de Jesús por parte Pedro, que Jesús admite con claridad ante los Apóstoles, aunque les advierta que no deben comunicarlo, Nuestro Señor les habla de su próxima Pasión, según se recoge en el pasaje de san Lucas que hoy consideramos. Se detiene incluso en el hacerles un adelanto de lo que serían dentro de poco los ultrajes y humillaciones que iba a padecer y, asimismo, les anuncia su Resurrección. Parece que intenta advertirles que su divinidad no está, en todo caso, en contradicción con su ya inminente muerte ignominiosa.

Notamos, una vez más, que es precisa la fe para vivir en sintonía con Cristo. Pide a sus Apóstoles de ayer y de nuestros días que no tengamos en cuenta nuestros razonamientos si lo que queremos es una existencia de acuerdo con el Evangelio. Un principio fundamental, elemental, básico –diríamos– de la Buena Nueva es que "no se entiende"; por intolerante, radical y poco atractiva que pueda parecer la expresión. Pero así es la fe: un convencimiento absoluto que se apoya de modo exclusivo en el testimonio de otro y no en las propias evidencias o razonamientos más o menos fundados.

De hecho, según se nos manifiesta en el relato de este evangelista, el que iba a reconstruir de modo definitivo Israel, aquel en quien habían depositado los Apóstoles todas sus esperanzas, hasta abandonar por seguirle cuanto tenían en la vida, iba, sin embargo, a ser llevado a la muerte, despreciado por las autoridades legítimamente constituidas. Quienes, hasta el momento, habían transmitido a todo el pueblo el querer de Dios lo iban a condenar. ¿Cómo, entonces, valía la pena seguirlo todavía? O Jesús exageraba con declaraciones catastróficas sin medida acerca de sí mismo –esto pensarían en su buena voluntad a esas alturas– o únicamente uno loco lo tomaría en serio.

Como sabemos, el tiempo acabó confirmando cada una de las palabras del Señor y puso de manifiesto, en cambio, la mentira de los que parecían investidos de toda la autoridad, aunque fuera de buena fe. Y es que, hoy como ayer, en algún caso se puede pensar y actuar de buena fe contra la doctrina de Cristo. No es fácil, sin embargo, que suceda en nuestros días entre personas con buena formación intelectual. Pero siempre fue necesario para secundar los ideales de amor del Evangelio no tomar en cuenta ni los propios criterios solamente humanos, ni un desarrollo personal entendido según criterios sólo de este mundo. La doctrina de Cristo y sus ideales han de asumirse, hacerse propios, en lugar de los que proceden de cada uno o de la mayoría, pero sin más objetivos, tal vez, que el bienestar material.

Si alguno quiere venir detrás de mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz cada día, y que me siga. Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí, ése la salvará. La infinita sabiduría de Jesús le permite prever como un doble aspecto en la contradicción que padecerán sus fieles por todos los siglos. Por una parte, la ya mencionada violencia de la fe; pero está además contra el cristiano que quiere ser fiel, la imponente presión de un ambiente que discurre como alocado en sentido contrario al suyo. Son los que quieren por encima de todo salvar su vida, en palabras de Jesús. Y no son éstos, ni mucho menos, inertes en su indiferencia respecto a Dios, porque organizan, para sí mismos y para todos, unas estructuras sociales: económicas, educativas, sanitarias etc., que sólo, con gran dificultad, permiten la práctica cristiana.

Con la virtud de la fe bien asentada en nuestra alma –pidámoslo de continuo a la Trinidad Beatísima–, nos sentimos seguros los cristianos porque el mismo Cristo prometió no abandonarnos jamás. Sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo, declaró poco antes de su tránsito al Cielo. Con derecho propio, pues, podemos sentirnos optimistas, firmemente convencidos de que Dios no pierde batallas. Porque una batalla en toda regla está entablada, quizá de modo especial en nuestros días, a la que cada uno estamos convocadoss. El Concilio Vaticano II lo explica así: A través de toda la historia humana existe una dura batalla contra el poder de las tinieblas, que, iniciada en los orígenes del mundo, durará, como dice el Señor, hasta el día final. Enzarzado en esta pelea, el hombre ha de luchar continuamente para acatar el bien, y sólo a costa de grandes esfuerzos, con la ayuda de la gracia de Dios, es capaz de establecer la unidad en sí mismo.

Hoy como nunca parece necesaria la oración, según aconseja de continuo el Santo Padre, para lograr esa ayuda de la gracia de Dios en cada jornada, firmemente persuadidos de que lo nuestro es la cruz: Si alguno quiere venir detrás de mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz cada día, y que me siga ... Toda una opción para el hombre de hoy: decidirse por el sufrimiento, que todo amor verdadero conlleva, en la confianza de una permanente asistencia y consuelo de Nuestro Señor, que nos quiere felices también el medio de la tribulación.

Además, nos quiso dejar a su Madre. Se diría que es una finura del amor de Nuestro Dios con sus hijos, que quiere que tengamos el más dulce de los consuelos, hasta humanamente, en el camino hasta la santidad.

sábado, 12 de junio de 2010

FIFA Mundial Sudáfrica 2010

Mis selecciones favoritas para jugar la final del Mundial son:

Argentina vs España

Sueños




El sábado a la noche el delantero soñó que en el partido del día siguiente ejecutaba un penal y era gol porque amagaba y disparaba a la izquierda del arquero que se iba, engañado, hacia su derecha.
El domingo, el árbitro cobró un penal para su equipo y el delantero, que tenía muy presente el sueño, amagó a la derecha y le dio hacia la izquierda del arquero, casi con displicencia, respondiendo a la premonición.
El arquero, que se había volcado justamente hacia su izquierda, no tuvo que hacer mucho esfuerzo para detener la pelota.
El delantero se quedó estático, azorado. La perturbación se multiplicó cuando el arquero, al pasar a su lado, mientras sacaba la pelota le dijo en tono canchero: “los sábados a la noche me tiro a la derecha, los domingos a la tarde, no”.

-Juan José Panno

Comentario al Evangelio del domingo 13 de junio de 2010


XI Domingo del Tiempo Ordinario

Lc 7, 36-8, 3 Uno de los fariseos le rogaba que comiera con él; y entrando en casa del fariseo se recostó a la mesa. Y entonces una mujer pecadora que había en la ciudad, al enterarse que estaba sentado a la mesa en casa del fariseo, llevó un frasco de alabastro con perfume, y por detrás se puso a sus pies llorando y comenzó a bañarle los pies con sus lágrimas, y los enjugaba con sus cabellos, los besaba y los ungía con el perfume.
Al ver esto el fariseo que le había invitado, se decía: "Si éste fuera profeta, sabría con certeza quién y qué clase de mujer es la que le toca: que es una pecadora".
Jesús tomó la palabra y le dijo:
—Simón, tengo que decirte una cosa.
Y él contestó:
—Maestro, di.
—Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y otro cincuenta. Como ellos no tenían con qué pagar, se lo perdonó a los dos. ¿Cuál de ellos le amará más?
—Supongo que aquel a quien perdonó más –contestó Simón.
Entonces Jesús le dijo:
—Has juzgado con rectitud.
Y vuelto hacia la mujer, le dijo a Simón:
—¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los pies. Ella en cambio me ha bañado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con sus cabellos. No me diste el beso. Pero ella, desde que entré no ha dejado de besar mis pies. No has ungido mi cabeza con aceite. Ella en cambio ha ungido mis pies con perfume. Por eso te digo: le son perdonados sus muchos pecados, porque ha amado mucho. Aquel a quien menos se perdona menos ama.
Entonces le dijo a ella:
—Tus pecados quedan perdonados.
Y los convidados comenzaron a decir entre sí:
—¿Quién es éste que hasta perdona los pecados?
Él le dijo a la mujer:
—Tu fe te ha salvado; vete en paz.
Sucedió, después, que él pasaba por ciudades y aldeas predicando y anunciando el Evangelio del Reino de Dios. Le acompañaban los doce y algunas mujeres que habían sido libradas de espíritus malignos y de enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; y Juana, mujer de Cusa, administrador de Herodes; y Susana, y otras muchas que le asistían con sus bienes.



Nos ofrece hoy la Iglesia, Madre nuestra, uno de tantos episodios de la vida de Jesús en el que resalta su amor por los hombres –desea para cada uno siempre lo mejor–, aunque pudiera parecer que no es lo indicado.

En este caso, de acuerdo con la mentalidad de la época, al menos de acuerdo con la opinión de las personas tenidas por cultas e influyentes –los fariseos–, la conocida pecadora que entró en la casa de Simón, era por eso mismo una persona a evitar. Con mayor motivo a evitar por Jesús, que debía ser ejemplo de conducta, antes que ser maestro con palabras.

Pero todo se explica con la gran lección de Jesús, durante aquella comida en casa del fariseo: que sólo el amor cuenta y que todo en nuestra vida debe ser amor. Que en modo alguno consiste el ideal de vida que Dios nos propone, en unas conductas mandadas porque están mandadas, sino en el amor a Dios con que se actúa. Y, por esto, hasta el gesto que parece más irrelevante, hasta la actitud más críticada pueden ser muy gratos ante Dios.

¿Es Dios, de modo habitual, la razón por la que me muevo, o es más bien mi interés, que me contemplan otros, o que he de responder ante una instancia humana la razón de lo que hago? Tengamos deseos de una sana libertad: que no nos condicione nada ni nadie más que Dios. Que no nos importe, como a la pecadora del Evangelio, ni el gasto, ni la honra, ni los hombres. Que sea Dios ante todo a quien vemos delante y a quien deseamos agradar, sea lo que sea que traigamos entre manos.

Pecadores, como somos, no es en modo alguno insólito que nos olvidemos de Dios, con la mejor intención –mejor sería decir: "sin apenas darnos cuenta"– cuando nos dedicamos a tareas que de suyo buenas: nuestro trabajo, nuestra familia, nuestros amigos, nuestro descanso, etc., que a Dios le agradarían si estuvieran hechas en su presencia, ofrecidas a Él, y no por un motivo meramente humano. ¿Acaso no es la posibilidad de actuar por Dios, con Dios y para Él, como hijos muy queridos del Creador y Señor del mundo, la causa de nuestra humana dignidad?

Pero ese inapreciable talento, que poseemos por el designio divino de que seamos hombres –a su imagen y semejanza– y por la Redención sus hijos adoptivos, es para cada uno un punto de partida. Pues es con nuestro amor libre, correspondiendo al que Dios nos tiene, como alcanzamos la grandeza colmada a la que tiene de suyo aquella dignidad personal: el talento inapreciable de ser hombres.

Jesús se fija en el amor de la mujer pecadora y el amor de Simón el fariseo. Es el amor de cada uno –el amor a Dios– lo que los califica, como es el amor nuestro a Dios en nuestras obras quien habla de la categoría de cada uno. Preguntémonos, pues, y en concreto, qué detalles en nuestra vida manifiestan que pensamos en Dios, en agradarle, mientras nos ocupamos de nuestros quehaceres habituales. Así como nuestro interés, nuestro amor por las personas y las cosas, se nota en formas, en modos de comportarnos, lo mismo nuestro amor a Dios. Nuestro interés por agradarle se notará con claridad, como fue patente el de aquella mujer a los pies de Cristo.

Es frecuente vernos preocupados por ideales como la solidaridad, la generosidad, la cooperación ...; y alentar otros como la laboriosidad o la alegría. Pero ¿cómo no decidimos poner más expresamente a Dios como fin de nuestras obras? ¿No estarían así garantizadas además todas esas actitudes nobles y tan necesarias que en ocasiones echamos de menos? El amor es fecundo; el amor conduce a poner lo mejor de uno mismo en favor de los demás. Ya de suyo engendra alegría en quien ama, aunque pueda ser costoso, incluso muy costoso en ocasiones. Y así como el amor provoca amor en los otros, se aprecia tambien enseguida y gustosamente, la alegría de sentirse amado.

Bienaventurada porque has creído, escuchó María de labios de Isabel. No hay criatura más contenta que María: la que ha amado más, la que no se ha reservado nada.

sábado, 5 de junio de 2010

Solemnidad: Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo





Evangelio: Lc 9, 11b-17 Y acogiéndolos les hablaba del Reino de Dios, y sanaba a los que tenían necesidad. Empezaba a declinar el día, y acercándose los doce le dijeron: Despide a la muchedumbre, para que se vayan a los pueblos y aldeas de alrededor, a buscar albergue y a proveerse de alimentos; porque aquí estamos en un lugar desierto. El les dijo: Dadles vosotros de comer. Pero ellos dijeron: No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos nosotros y compremos comida para toda esta muchedumbre. Había unos cinco mil hombres. Entonces dijo a sus discípulos: Hacedlos sentar en grupos de cincuenta. Así lo hicieron, y acomodaron a todos. Tomando los cinco panes y los dos peces, miró al cielo y los bendijo, los partió y los dio a sus discípulos, para que los distribuyeran entre la muchedumbre. Comieron y se saciaron todos. Y de lo que sobró recogieron doce cestos de trozos.


Una vez más recordamos este milagro que podemos llamar clamoroso, espectacular, que todo el mundo reconoció con asombro, y a partir del cual bastantes quisieron proclamarlo rey, según narra san Juan: Aquellos hombres, viendo el milagro que Jesús había hecho, decían: Este es verdaderamente el Profeta que viene al mundo. Jesús, conociendo que iban a venir para llevárselo y hacerlo rey, se retiró de nuevo al monte él solo.

Los hombres reconocen en Jesús a alguien excepcional. De hecho, el Señor no oculta su poder. No sólo en una ocasión, muchas veces realizó prodigios ante la gente. Eran uno de los medios que utilizó para probar su condición de Mesías. Llevar a cabo lo que ningún hombre sería capaz de hacer, probaba al menos su gran unión con Dios. Así lo entendieron las gentes sencillas que contemplaron pasmadas multiplicarse el pescado y el pan ante sus ojos. Reconocerle como autor de hechos milagrosos, equivalía a aceptar su condición mesiánica de Redentor. Los milagros eran una prueba más de que se cumplían en Él las Escrituras acerca del Mesías. De ahí la resistencia, por ejemplo, de los fariseos a reconocer los prodigios de Jesús. Éste no expulsa los demonios sino por Beezebul, el príncipe de los demonios, decían de Él.

No buscaba, en todo caso, Jesucristo en primer lugar solucionar las situaciones humanamente lamentables –como las muchas enfermedades– de la gente de su tiempo. Más bien quería que lo aceptaran como Salvador que venía con el Evangelio, la gran noticia para toda la humanidad, de que por Él y en Él estábamos destinados a vivir la Vida de Dios. Concretamente, ese alimento que sació el hambre de la multitud, que milagrosamente les había concedido, era, ante todo, un preludio del Pan de Vida eterna –su propio cuerpo y su sangre– que dentro de poco les iba a ofrecer como alimento. Un alimento en verdad para la Vida eterna, que es la única vida propia de los hijos de Dios. Un alimento, según las palabras del mismo Cristo, imprescindible para esa Vida: si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros.

Jesús se expresaba con gran claridad, aún sabiendo que bastantes no querrán aceptar sus palabras. Los suyos, sin embargo, con Pedro a la cabeza, creen en Él. Tú tienes palabras de vida eterna, confiesa el Príncipe de los Apóstoles. Pero muchos, a partir de entonces, se apartaron de su compañía. Como sucede en nuestro tiempo, la bondad intachable del Maestro, su autoridad indiscutible y la infinidad de prodigios sobrehumanos y evidentes, resultan irrelevantes –no significan nada– cuando no se quiere creer. Cuando lo único que interesa es el propio criterio inamovible, las verdades más notorias se puedan recibir como un insulto que no vale la pena escuchar.

Hoy como ayer, parece incomprensible en tantos ambientes que el amor de Dios por sus hijos le lleve a darnos su misma Vida, alimentándonos de Sí. Tendríamos que purificarnos del egoísmo y la desconfianza que nos reducen a la pequeñez de nosotros mismos, que tan grande se nos antoja. Nuestro Dios se nos ha mostrado generoso hasta el extremo y de modo patente, para que pudiéramos apreciarlo con nuestros propios ojos. Pero, además, ha dispuesto que podamos alcanzar todo el tesoro de su Amor, que nos enriquece con la Vida Eterna, con la misma facilidad que el alimento más común y accesible.

Hoy, que celebramos con toda la Iglesia la Solemnidad del Cuerpo y Sangre del Señor, Pan de Vida Eterna, suplicamos a la Trinidad Beatísima nos conceda contemplar la Sagrada Forma con más reverencia cada día. Con una gratitud más viva, que quiera manifestarse en obras de correspondencia, en adoración efectiva en el templo, y también fuera de él: cuando nuestra conducta en lo corriente debe indicar que la vida de Cristo nos gobierna.

¡Te adoro con devoción, Dios escondido!, aclamamos a Jesucristo, realmente presente en las Especies Eucarísticas, repitiendo las palabras del himno. Es necesario detenerse ante el sagrario, ante la custodia, sin prisas, para manifestar a Jesús nuestro amor, nuestros deseos de cambiar, de mejorar para Él, de corresponder –de intentar corresponder– al Amor suyo. Es también el momento –esa adoración ante la Eucaristía– de la súplica esperanzada por tantas necesidades espirituales y materiales, propias y ajenas. Pidamos, ante todo, más santidad: más amor a Dios en nosotros y en todos los hombres. Rogamos así a nuestro Dios Bueno y Todopoderoso lo mejor, lo que Él mismo desea concedernos: lo que más nos enriquece, la esencia misma de la felicidad.

Nuestra Madre del Cielo es Maestra segura para sus hijos, que quieren admirar más y más el Misterio de Amor encerrado en la Eucaristía. El trato asiduo con Santa María nos conduce de suyo y del mejor modo a Jesús Sacramentado.

miércoles, 2 de junio de 2010

Jefe de Apple asegura que la era del PC ha terminado


Steve Jobs ha hablado. Durante la conferencia D8 que se ha celebrado en California, el jefe de Apple ha augurado la práctica desaparición de los PC, a los que ha comparado con una vieja «camioneta» que se ha quedado anticuada. «Muy pocos los necesitarán», asegura. En una larga charla de hora y media, el fundador de la compañía de la manzana también ha explicado el secreto del triunfo del iPad, sobre el que ha confesado una curiosidad: pensó en crear este dispositivo antes que el iPhone, pero se decantó por desarrollar primero el móvil para «romper» el mercado de la telefonía, más lucrativo que el de los ordenadores personales.



«Cuando éramos un país agrario, todos los coches eran trucks (camionetas), porque eso es lo que se necesita en las granjas, pero cuando las ciudades crecieron comenzaron a llegar los automóviles con dirección asistida y cambios automáticos», explicó Jobs en una particular metáfora. «Los PCs serán como estas camionetas. Todavía estarán a nuestro alrededor, pero muy pocas personas los utilizarán». En este sentido, auguró que los avances tecnológicos permitirán que dispositivos comprimidos como el iPad puedan hacer tareas que hasta ahora sólo eran posibles en un ordenador tradicional, cosas como la edición en vídeo o las artes gráficas. Eso sí, el cambio no será fácil. «Nos gusta hablar de la era post PC, pero cuando realmente empiece a ocurrir será incómodo», reconoció.



«Una relación más íntima»

Como era de esperar, Jobs alabó las cualidades de su nuevo juguete, el iPad, y aludió a algo que él maneja muy bien para vender: los sentimientos. En el tablet, «usted tiene una relación más directa e íntima con internet, los medios de comunicación, las aplicaciones y los contenidos (...) Se ha eliminado la distancia». Por este motivo defendió haber descrito su producto como mágico. Curiosamente, el genial patrón de Apple confesó que la idea del iPad se el ocurrió antes que el iPhone, pero dejó el proyecto en suspenso cuando vio la posibilidad de romper el mercado de la telefonía, que es más grande que el de los ordenadores personales. En cuanto a la polémica con Gizmodo, la web que rompió la exclusiva del iPhone 4G después de que un prototipo apareciera olvidado en un bar de California, Jobs apuntó que el exclusivo móvil pudo haber sido robado. «Hay un debate sobre si se lo dejó en un bar o fue robado», dijo, y sacó a relucir su sentido del humor. «Alguien debería hacer una película con esto: hay un robo, compra de bienes robados, extorsión... »

Steve Jobs no dejó de referirse a Google para decir, una vez más, que ha sido el buscador el que ha decidido hacer competencia a Apple al entrar en el mercado de teléfonos móviles. «Nosotros no hemos entrado en el mercado de las búsquedas», puntualizó. Otro de los flancos abiertos es su oposición a Flash, que volvió a rechazar. Con ganas de hablar, tampoco eludió la polémica por los suicidios en la fábrica china Foxconn, que ensambla los productos de Apple. Jobs mostró su preocupación por lo sucedido, pero negó que se explotara a los empleados.

martes, 1 de junio de 2010

Cómo destruir la Economía de un país en 10 lecciones


Por Luis Pazos

Para lograr que un país progrese se han planteado muchos caminos. Algunos han dado resultados, otros no. lo cierto es que cualquier camino que lleve al progreso es difícil y requiere esfuerzos. Destruir la economía de un país tampoco es tan sencillo: es necesario seguir un camino determinado para lograrlo, para no fallar.
Si en un país se llevan a la práctica las siguientes lecciones, la destrucción de su economía está garantizada.


1ª. Lección:
Fomentar la diferencia de clases

Enseñar que aquellos que tienen un alto nivel de vida, lo han logrado gracias a la explotación que han hecho de los que viven con escasos recursos. Es necesario prescindir de la idea de que los países progresan con trabajo y esfuerzo, y de que la riqueza es algo que se crea. Hay que centrar la atención de estudiantes y trabajadores en los problemas de la distribución de la riqueza, y formar conciencia de clase.

Forma de difusión: es fácil elaborar una conferencia, discurso o artículo, con base en las grandes diferencias de clases que existen, en especial, en los países subdesarrollados. Se pueden consultar estadísticas de la O.N.U. y de la C.E.P.A.L., para reforzar las tesis planteadas. Posteriormente, se citan algunos casos de la vida real, con los que se demuestra que unos pocos viven con muchas comodidades, mientras una gran parte carece de lo necesario. Estos argumentos, sabiéndolos llevar, tienen un éxito rotundo entre masas que no razonan. Además, las mismas personas que son usadas como instrumentos para difundir esas ideas, lograrán ser admiradas, respetadas y consideradas por muchos como filántropos que buscan el bienestar común.

Resultados: La gente ya no ve la solución en producir, sino en quitarle al que ha producido. Espera recibir la parte que le corresponde de riqueza, que “otros le han quitado” y están disfrutando. Con estos razonamientos se destruye la unidad del país y la cooperación entre los sectores sociales, lo que trae como consecuencia bajas en la producción y en la efectividad del trabajo.


2ª. Lección:
Crítica de lo establecido

Todo sistema tiene fallas y bajo él se cometen injusticias. Hay que buscar dónde están y hacer banderas de ellas. Lo importante no es plantear una posible revisión de esas fallas e injusticias para que sean corregidas, sino convencer a la gente de que vive en un sistema injusto que hay que aniquilar.

Forma de difusión: Se pueden usar expresiones como "cambio de estructuras", "injusticia social", "mala distribución de la riqueza", "proceso revolucionario", etc., que suenan bien, son de actualidad, y cada quien les puede dar el significado que quiera. Siempre hay quienes estén dispuestos a incluir estas expresiones en sus pláticas y escritos, como relleno o para impresionar.

Resultados: Si se logra centrar la atención sobre lo negativo de lo construido, trabajadores, estudiantes y muchas otras personas ya no se dedicarán a ayudar al progreso de su país, sino a destruir por destruir. El que más destruya será el más revolucionario.


3ª. Lección:
Comprar empresas quebradas y otorgar subsidios

Al convencer a un gobierno de que debe comprar empresas quebradas para evitar el desempleo y la baja de producción, se va a lograr que gran parte de los recursos públicos no se apliquen a obras de infraestructura o a proyectos que ayuden al progreso del país. El gobierno irá creando un sector que será un lastre e impedirá el progreso.
Es fácil encontrar una excusa para subsidiar empresas, organismos descentralizados y sectores enteros de la producción. Se puede argumentar, con bastante éxito, que por medio de los subsidios se está redistribuyendo la riqueza, manteniendo un nivel de producción e impulsando a industrias nuevas y necesarias.
La verdad es que los subsidios nunca van a dar el resultado esperado; pero sí van a ayudar a devastar una economía floreciente y a procrear empresarios y trabajadores parásitos, a quienes no les interesa producir en forma eficiente.

Forma de difusión: Por medio de teorías económicas esotéricas y complicadas, expuestas por alguna persona o institución que goce de prestigio, se puede convencer a políticos que no sepan de economía, de una aparente necesidad por parte del gobierno, de absorber empresas quebradas o próximas a quebrar, “para conservar fuentes de trabajo y mantener el ritmo de crecimiento del país”.

Resultados: Se logran fallas estructurales en la industrialización de una nación, fallas que a la larga, con otros factores, van a traer una quiebra total, debida a un sector que en lugar de producir nuevos recursos para el país, absorbe los recursos ya producidos.


4ª. Lección:
Gastar más de lo que se recibe

Así como una persona, un gobierno tiene un límite en sus gastos, y cuando gasta más allá de sus posibilidades y de su capacidad de contraer deudas, tarde o temprano fracasará, es conveniente, para encaminar a un país al desastre, hacer que su gasto sea mayor que sus ingresos.

Forma de difusión: Mediante algunos sofismas económicos, que a primera vista tienen el aspecto de verdaderos, se puede convencer a un gobierno de que es necesario que gaste lo más que pueda; de que todo gasto creará empleos y poder de compra. En realidad, lo que sucede es que cualquier gasto del sector público o privado que no da frutos, trae como consecuencia un desgaste de los recursos del país, la disminución en el poder de compra de todos los habitantes, e impide la creación de fuentes de trabajo en otros campos de la producción. Cada empleo improductivo que crea un gobierno, corresponde a un empleo que deja de crear una empresa eficiente; cada peso que gasta inútilmente un gobierno, es un peso que deja de gastar un ciudadano.

Resultados: La política del derroche público ha traído consecuencias negativos en todos los países en donde se ha aplicado. Aunque a corto tiempo da la impresión de una bonanza económica, inevitablemente terminará en una situación peor de la que se trató de resolver, y llevará al país fatalmente al caos económico.


5ª. Lección:
Endrogar al país

Todos los países que ahora son potencias, han necesitado la ayuda de otros, pero han usado los préstamos en crear empresas productivas. Para que la labor de demolición de una economía se afectivo, es necesarios que los préstamos se usen para subsidios y mantener en operación empresas quebradas u obras improductivas, lo que asegurará un mayor endrogamiento posterior, ya que las inversiones hechas con los préstamos no producirán ni para cubrir los intereses.

Forma de difusión: Se debe propiciar la creencia de que los préstamos logrados son un signo de la confianza que tiene el país acreedor en el país deudor, y debe aparecer como un éxito de éste el haberlo obtenido.

Resultados: En poco tiempo gran parte de los impuestos de los ciudadanos será destinado al pago de intereses al país acreedor, y se formará un círculo vicioso entre préstamos y pago de intereses, que asegurará un freno al avance del país y su dependencia respecto del exterior.

6ª. Lección:
Colectivizar y fomentar la invasión de tierras en el campo

La colectivización, junto con la invasión de tierras, traerá inevitablemente una baja en la producción, hecho que a la vez será utilizado para argumentar que hace falta un mayor grado de colectivización, lo cual traerá varios beneficios para los que buscan la destrucción, ya que creará una masa de campesinos paupérrimos y desheredados que pueden ser utilizados como arma política.

Forma de difusión: Mediante campañas populistas, acusar al propietario de tierras y al productor, de latifundista, capitalista y explotador.

Resultados: Si se logra llevar hasta las últimas consecuencias la colectivización, sobrevendrán la escasez y la necesidad de importar artículos agrícolas de primera necesidad, lo que culminará con el racionamiento.


7ª. Lección
Desalentar a los productores

Los coordinadores de la producción o empresarios son contra quienes hay que dirigir gran parte de los ataques. Se les debe hacer ver como opresores que sólo buscan su propio beneficio. Es necesario formar una falsa opinión del empresario, que lo presente como un sujeto nefasto a la sociedad.

Forma de difusión: Calificar a todo empresario de “burgués”, “explotador”, “terrateniente”, “codicioso”, y difundir el sofisma de que todo el que busca ganancias o beneficios personales, es un ser antisocial.

Resultados: Se puede lograr que el empresario, que es cualquier persona con iniciativa y capacidad de producir, deje de luchar.


8ª. Lección
Producir la inflación

Se puede convencer al gobierno de que la inflación no tiene efectos nocivos, y de que es necesario lanzar más papel moneda al mercado para activar la producción o como solución a sus excesivos gastos.

Forma de difusión: Mediante teorías económicas como la de Keynes, que convencen a quienes no conocen sus consecuencias reales.

Resultados: Lograr una alta tasa de inflación en una economía producirá alza de precios, de salarios, y agudizará la diferencia de clases. Perjudicará a las clases menesterosas, cuyo descontento puede aprovecharse como instrumento político.


9ª. Lección:
Establecer el control de precios

La política del control de precios de artículos necesarios es popular entre la gente que ignora sus resultados. Se le debe dar la apariencia de defensa de las clases débiles. Lo que se va a lograr, en realidad, es que el artículo con precio controlado empiece a escasear.

Forma de difusión: Decir que el alza de precios es obra de especuladores, acaparadores y comerciantes sin escrúpulos a quienes sólo les interesa el dinero, ávidos de ganancias y que es necesario frenar sus abusos mediante el control de precios.

Resultados: Los productores van a preferir dedicarse a producir otros artículos que no estén controlados, lo cual va a traer la escasez del producto controlado. Controlar el precio de un producto hace que disminuya la competencia y que los empresarios que todavía produzcan lo controlado, no se empeñen en aumentar la calidad de sus productos. La escasez del producto provocará a la larga su venta en el mercado negro.


10ª. Lección:
Culpar a los imperialismos

Hay que convencer a la gente de que todo nuestro atraso económico es culpa de los imperialismos, de que ellos se han hecho poderosos exclusivamente a costa nuestra. Estas ideas inclusive pueden ser adoptadas por empresarios, y sobre todo funcionarios públicos, que así justificarán sus fracasos, aunque estos se deban a su ineptitud y no a los imperialismos.
Se debe culpar a los imperialismos de los efectos desastrosos que tengan las anteriores medidas citadas en estas lecciones, para que la gente no sospeche de los que en realidad van socavando la economía nacional.

Forma de difusión: Cuando algún proyecto fracase, utilizar propaganda para hacer aparecer como chivo expiatorio a “los imperialismos”, a los cuales se responsabilizará del alza de precios, desempleo, salarios bajos y de cualquier crisis económica o política.

Resultados: Gran parte de la población, estudiantes, intelectuales, empresarios, obreros, campesinos, etc., se convencerán de que todo lo malo que pasa en el país es culpa de los Estados Unidos y otras potencias, y no se pondrán a buscar las verdaderas causas de nuestros fracasos, dejándolas actuar.


Conclusión:
Éstas son las principales lecciones que debe seguir quien quiera destruir con eficacia y seguridad la economía de un país. Tienen varias ventajas:

1. No se tiene que presentar una batalla o lucha armada contra los que se oponen a la destrucción.

2. Todos los puntos recomendados tienen la característica de poder se presentados como necesarios para el progreso.

3. Con el apoyo de los ignorantes en materia económica y política, que desafortunadamente abundan, se pueden llegar a la práctica estas lecciones sin el peligro de ser tildados de traidores o enemigos de la patria.

Destruir la economía de un país o anular su crecimiento no es fácil, pero con inteligencia se puede lograr, y a la vez, aparecer como benefactores sociales y paladines del bienestar nacional los propios causantes de la destrucción.